29 diciembre 2007

CRUELDAD Y ABORTO: NIÑOS SIN ROSTRO

[El pasado 26 de noviembre se destapó la primera red de prácticas abortistas ilegales en Barcelona. Fueron detenidas seis personas, entre ellas el doctor Morín y su esposa, María Luisa D.S., y otros cuatro trabajadores por los presuntos delitos de aborto ilegal, asociación ilícita, falsedad documental e intrusismo. (La Gaceta, 18-XII-2007)

Pocos días después, la Consejería de Salud clausuró otras dos clínicas en Madrid: CB Medical (del grupo de Morín) y la Clínica Mayrit.

Las investigaciones han puesto en manos de los juzgados numerosos casos en los que los psiquiatras a sueldo de las clínicas de abortos han firmado sin ni siquiera ver a las embarazadas que deseaban abortar.

También un video grabado en la Clínica El Bosque deja en evidencia que allí se abortaba sin ningún límite. A esto hay que sumar las prácticas ilegales detectadas desde el pasado mes de febrero por la Guardia Civil en las Clínicas Dator e Isadora de Madrid. De manera habitual tiraban los fetos a la basura; en sus contenedores encontró la Guardia Civil restos de hasta 100 fetos.

Un editorial de ABC (24-XII-2007) titulado “Crueldad y derecho a la vida” dice, entre otras cosas: “Las últimas actuaciones judiciales y administrativas contra centros que practicaban abortos ilegales han impulsado la reactivación de investigaciones iniciadas anteriormente por la Guardia Civil y que habían quedado paralizadas.”

En concreto, se “ha reabierto una causa iniciada tras el descubrimiento en 2006, a cargo de la Guardia Civil, de restos humanos correspondientes a doce fetos, varios de los cuales superaban los siete meses de gestación. Lo más grave es que siete de esos fetos habían comenzado a respirar autónomamente antes de su muerte, según reflejaban las autopsias practicadas a los cadáveres. Este dato revela la crueldad que requiere el aborto de fetos avanzados y cómo en muchas ocasiones se está más cerca de una práctica homicida, pues en estos casos un aborto consiste en provocar el parto para facilitar luego la muerte del no nacido, cuyo tamaño no permite su eliminación en el vientre materno.”

Y concluye el editorial: “La crispación creciente de los sectores abortistas no es suficiente para ocultar que el aborto es un grave problema moral, social y jurídico, porque la premisa en la que se basa -la negación del derecho del feto a vivir en caso de conflictos con otros «bienes» jurídicos de la madre- es inconciliable con la naturaleza humana del nasciturus desde su concepción. Es necesario que este clima de opinión pública que se está conformando desemboque en un amplio debate sobre la actual ley y, entre tanto, fuerce a las administraciones públicas y a la Fiscalía General del Estado a desarrollar un estricto control de los requisitos previstos para los supuestos de aborto despenalizados. Cada día que pasa son decenas los seres humanos que mueren en España en medio de la pasividad general.”

La gravedad del caso ya ha tenido respuesta de la Organización Médica Colegial (OMC), que ha anunciado que se presentará como acusación particular “en defensa de los valores éticos y deontológicos de la profesión médica”, según informa Gonzalo de Santiago en Diario Médico (20-XII-2007).

Uno de los tres supuestos que contempla la Ley Orgánica 9/1985 es el más polémico, ya que permite el aborto para evitar un grave peligro para la vida o salud física o psíquica de la embarazada. Según algunas estimaciones, a este supuesto se acoge el 97% de las embarazadas que desean abortar. Además, no hay ningún plazo para que se pueda alegar este daño, por lo que se producen abortos en avanzados estados de gestación.

“Este supuesto se ha convertido en un auténtico coladero”, afirma Enrique Villanueva, catedrático de Medicina Legal, que ve especialmente grave “la emisión de certificados médicos falsos” y hace referencia a los casos de las clínicas investigadas, en los que se elaboraron a la medida de las gestantes.

Juan José López Ibor, director del Instituto de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital Clínico de San Carlos, considera que la Ley del Aborto ha buscado coartadas y que abusa de los profesionales sanitarios y de los científicos. “En el caso de los psiquiatras deja en sus manos decidir cuándo el nacimiento de un hijo es un verdadero problema de salud mental para la madre, cuando ni siquiera los médicos nos ponemos de acuerdo sobre los límites de la salud mental”.

Según Luis Cabero, presidente de honor de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia y vicepresidente de la Federación Internacional: “Las administraciones no cumplen con su obligación de seguimiento e inspección, ni se sigue el código deontológico. Ha habido una auténtica dejación de funciones”.

Cabero se pregunta, además, cómo pueden actuar así ciertos profesionales: “matar a un feto de 7 y 8 meses es un auténtico infanticidio”.

Rogelio Altisent, presidente de la Comisión de Deontología de la Organización Médica Colegial, cree que el verdadero problema es que se ha actuado de manera delictiva y con falsedad documental. “Hay que actuar con energía, pues se puede trasladar a la sociedad la imagen de que el médico puede certificar lo que sea”. En este sentido, instó a los políticos a intervenir.

La defensa de la vida del no nacido no es una cuestión religiosa ni de partidos, sino que es una cuestión de puro respeto al orden natural de la vida humana.

A pesar de las evidencias, Bernat Soria, el ministro de Sanidad pretende hacernos creer que son casos aislados y niega que España se haya convertido en un paraíso de los abortos ilegales: “Decir eso –afirma- es una barbaridad. Que haya habido alguna irregularidad no significa que sea lo habitual”, recalca.

Pero la realidad es otra. Leo en Scriptor.org: “Una publicación de divulgación científica como GénÉthique titula: ‘El turismo del aborto’, informando extensamente sobre las clínicas madrileñas y barcelonesas que practicaban el aborto en unas condiciones algo mucho peor que ‘ilegales’. Le Figaro titula: ‘El escándalo de las clínicas españolas’. Y describe los sinuosos meandros jurídicos, penales, morales, de una realidad ‘médica’ que sorprende por su pavorosa irresponsabilidad ética.

Pueden leerse en Le "tourisme de l'avortement" una síntesis de lo destapado en las clínicas del ‘médico’ Carlos Morin:

Cette affaire a débuté avec la diffusion d'une émission en caméra cachée, d'une journaliste danoise, enceinte de huit mois, qui aurait demandé à avorter dans l'une des cliniques de Barcelone pour la somme de 4 000 euros. Plus de la moitié des patientes se présentant en Espagne seraient étrangères et pour la majorité européennes.’ (...)

‘Pour un avortement avant la 12ème semaine de grossesse, les patientes doivent débourser jusqu'à 330 euros, montant qui s'élève à 3 300 euros jusqu'à la 25ème semaine. Malgré ces tarifs élevés, les avortements ont augmenté de 78% en 10 ans.’

Y también puede leerse en Espagne et IVG : des cliniques sans scrupule? acerca del mercado internacional del aborto ilegal en esos mismos lugares:

En octobre dernier, un reportage dans la clinique privée du Dr Carlos Morin à Barcelone, par une journaliste danoise qui avait fait croire qu'elle était enceinte de 8 mois, avait secoué l'opinion danoise. Le médecin lui aurait proposé d'avorter contre 4000 euros et se serait vanter de cette pratique auprès de patientes venues d'Angleterre, d'Allemagne et d'Australie avant de finir : "personne n'aime faire ce travail, mais le monde est comme ça !". La journaliste dans son reportage avait accusé le Dr Morin de pratiquer des "avortements frauduleux et tardifs sur des fœtus en bonne santé". Rafael Manzanera du ministère régional de la Santé a déclaré que "pour le moment, il n'y a pas d'élément permettant de l'incriminer".

Ce n'est pas la première fois que le Dr Morin est l'objet de telles accusations : déjà en 2004, le Sunday Telegraph dénonçait sa pratique des avortements tardifs. D'après des sites webs, le médecin aurait déjà fait un court séjour en prison... Eduardo Hertfelder, président de l'Institut de politique familiale, l'Espagne est devenue "le paradis de l'avortement sans règles".

Lo dicho: España se ha convertido desde hace tiempo en el paraíso del aborto sin reglas, un paraíso de pingües beneficios económicos.” Aunque Bernat Soria quiera negar la evidencia…

Y mientras tanto, se prohíbe por ley que los padres den una colleja a sus hijos. Se puede leer un resumen en Cuatro.com: “El Congreso acaba de aprobar una polémica medida que consiste en prohibir por ley a los padres dar ‘cachetes’ a sus hijos. Se van a suprimir dos artículos del Código Civil que conceden a padres y tutores la potestad de ‘corregir moderadamente a los niños’. Los padres, según el nuevo texto, no tendrán base legal para dar una bofetada a sus hijos. Deberá sustituirse por un castigo que respete la integridad física y psicológica de los menores. El cachete podrá denunciarse y a cambio la nueva ley sólo permitirá a los padres establecer castigos para literalmente ‘corregir razonable y moderadamente a sus hijos’.”

Y el Presidente Zapatero echa marcha atrás a su primera declaración de ampliar la actual ley del aborto. Que cada uno piense lo que quiera para el supuesto de que el PSOE siga gobernando en España después del próximo 9 de marzo, pues todo lo que ahora dice está evidentemente en clave electoralista. Se puede leer en Diario de Noticias: “El jefe del Gobierno, Jose Luis Rodríguez Zapatero, frenó ayer las expectativas abiertas en torno a la modificación de la Ley del Aborto que le demandaron miembros de la Ejecutiva de su partido. Lo que el presidente propuso es incluir en el programa electoral del PSOE ‘una reflexión’ sobre la evolución de los 22 años de vigencia de la norma ‘que podrá o no’ desembocar en su modificación.”

Reproducimos a continuación un artículo de Juan Manuel de Prada publicado en ABC (22-XII-2007) que lleva por título “Niños sin rostro”.]


#416 Vita Categoria-Eutanasia y Aborto

por Juan Manuel de Prada
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El progre es ese tío que ha logrado hacer pasar su cinismo por filantropía. La última hazaña filantrópica del progre consiste en reclamar aborto libre, a la vez que prohíbe que los padres puedan propinar a sus hijos un cachete si se ponen brutos. Vista desde la perspectiva progre, la aparente incongruencia de esta hazaña filantrópica adquiere un encadenamiento lógico irreprochable: cuantos más niños podamos meter en la trituradora de carne cuando todavía no tienen rostro, más reparo nos dará golpear el rostro de los que sobrevivan. El drama moral comienza con la decisión de contemplar el rostro del otro; mientras no haya rostro que contemplar, el progre puede hacer como si el otro no existiese. «¿Por qué hoy en día se rechaza el infanticidio, mientras casi se ha perdido la sensibilidad ante el aborto? -se preguntaba el teólogo Joseph Ratzinger en su opúsculo El derecho a la vida-. Quizá sólo porque en el aborto no se contempla el rostro de la criatura que jamás verá la luz». Ojos que no ven, corazón que no siente; y como el progre no está para afrontar dramas morales, cierra los ojos del corazón y mete al niño gestante en la trituradora de carne, antes de que adquiera un rostro humano.

En su afán por no mirar el rostro del otro, el progre ha desarrollado una suerte de antropología bizantina que hace depender la condición humana de una vida gestante de su tamaño, de su viabilidad, de las semanas de gestación, etcétera. El progre nos quiere hacer creer que un feto de diez semanas no merece protección jurídica porque no puede desarrollar una vida independiente de su madre. Pero la inviolabilidad de la vida humana en modo alguno depende de que sea viable por sí misma; más bien al contrario, una vida se torna más valiosa cuando más desvalida se halla, cuando más reclama nuestra ayuda para seguir existiendo, cuando carece de poder y de voz para defenderse. La inviolabilidad de la vida depende, en fin, de nuestra decisión de mirarla de frente, reconociendo en ella una dignidad inalienable. La vida humana no es intangible por el mero hecho de que pueda desarrollar una existencia autónoma: un anciano aquejado de demencia senil o un paralítico amarrado a su silla de ruedas tampoco pueden vivir por sí mismos; y, sin embargo, no se nos ocurriría pensar que por ello carecen de dignidad (aunque la filantropía progre ya se relame con la idea de darles matarile). Naturalmente, para alcanzar a ver la dignidad de una vida gestante, hay que mirarla a través de los ojos del corazón, allá donde reside nuestra libertad para elegir el bien o el mal. Y como el progre rehúye las decisiones morales, como ni siquiera acepta que existan bien y mal, recurre al fisiologismo más mostrenco y dictamina: una vida gestante no es vida, puesto que no tiene rostro. Y puesto que no tiene rostro, no puede ser sujeto, sino objeto del que puedo disponer libremente, objeto que puedo destruir llegado el caso.

Pero el progre, decíamos antes, necesita disfrazar su cinismo de filantropía. Y para justificar la matanza de vidas gestantes necesita invocar derechos. El progresismo es una máquina de hacer derechos como churros; basta con girar el manubrio y arrimar la sartén. Y, así, el progre se saca de su manga de filántropo el «derecho al aborto»: la mujer tiene derecho a decidir sobre su calidad de vida; la sociedad tiene derecho a desembarazarse de niños indeseados para garantizar a los ciudadanos altas cotas de bienestar, etcétera. El progre disfraza de derechos lo que no son sino expresiones del interés más descarnado y egoísta; y, en esta labor de camuflaje, no tiene empacho en negarle la dignidad a la vida, mientras esa vida no tenga rostro. Pero de la mirada que dirigimos a esas vidas sin rostro depende nuestra propia dignidad: cuando las tratamos como objetos de los que podemos disponer a nuestro libre antojo, estamos negando su dignidad, pero también la nuestra. Estamos, sencillamente, dejando de ser humanos.

Y el progre, que ha dejado de ser humano, necesita fingir que lo sigue siendo con aspavientos filantrópicos. Entonces va y prohíbe que a los niños supervivientes de sus carnicerías les peguemos un cachete. Tal vez en el llanto de esos niños cacheteados oiga el llanto mudo de los niños que arrojó a la trituradora, cuando aún no daban la talla. Tal vez en el rostro lloroso de los niños cacheteados vea el rostro de los niños que no llegaron a tenerlo, porque nunca fueron mirados con los ojos del corazón.

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