30 abril 2006

RELIGIÓN, 0 - BOTELLÓN, 1

[Parece que los jóvenes españoles se han instalado en una especie de adolescencia eterna. Así se indica, entre otras muchas cosas, en el informe Jóvenes Españoles 2005 que es el sexto patrocinado por la Fundación Santa María.

Según avanzan los años se percibe con mayor nitidez —según se indica en el informe— que la juventud española es más inmadura e irresponsable. Lo admiten los propios jóvenes —han sido consultados 4.000, con edades entre los 15 y los 24 años—, que han hecho el más "triste autodiagnóstico" de todos los informes realizados. Las dificultades que les pone la vida para emanciparse han provocado que "prolonguen la adolescencia en el tiempo". El diagnóstico es de
Javier Elzo, catedrático de Sociología y uno de los coautores del informe.

La juventud se valora poco y tiene muy baja imagen de sí misma. Se presentan como consumistas, egoístas, preocupados sólo por el presente y con poco sentido del deber y del sacrificio. Como rasgos de los que carecen, también se autoinculpan: son escasamente maduros, generosos, trabajadores, solidarios y leales en la amistad. Paradójicamente, se dicen libres y felices, pero los autores del estudio creen que «se autoengañan». «Ni están libres ni son tan felices como dicen; en el fondo, están atados a la familia de origen por las dificultades que tienen para emanciparse».


Lo que quieren los jóvenes de hoy en día es vivir al día. No son revolucionarios, son reformistas: se adaptan a las circunstancias. Se refugian en lo privado -la familia, los amigos y la salud-, el ocio es su forma de escapatoria, se alejan de la política y de la religión... Hace diez años los jóvenes que se consideraban católicos eran el 77%; hoy, por primera vez, no llegan al 50%. En política, un 46% no se decantaría por un partido concreto.

Los aspectos importantes de la vida los ocupan la familia, la salud, los amigos y conocidos, el tiempo libre y el ocio, sobre todo el botellón en las noches del fin de semana.
Formar una familia es uno de los proyectos vitales de los jóvenes: entienden que, para que sea tal, se deben tener hijos...

Si se quiere leer un extenso resumen (24 páginas) del informe de la Fundación Santa María puede pincharse
aquí.

Publicamos ahora un artículo de
Juan Luis Lorda al hilo de este informe sobre la juventud. Reproducido del Diario de Navarra (12-IV-2006).]

#301 Educare Categoria-Educacion


por Juan Luis Lorda

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Religión,0-Botellón,1. Este es el resumen del informe sobre la juventud española de la Fundación Santa María que han destacado los medios. Los jóvenes que se consideran católicos han bajado del 80 al 40% en diez años; y los que practican cada domingo al cinco por ciento. En cambio, la mitad de los jóvenes sale todos los fines de semana hasta la madrugada y un tercio considera «imprescindible» el botellón.

En menor medida, ha descendido el interés por la política, el medio ambiente, la cultura y el deporte. Ha aumentado la preocupación por la salud (propia, claro). También todos los consumos (música, internet, sexo, alcohol, droga, etc.). Los jóvenes de hoy se ven insolidarios, egoístas, inmaduros y con poco sentido del deber. Sienten que les falta autoestima. Sí, claro.

Hasta aquí las estadísticas, siempre discutibles. Por otra parte, son cosas que cualquiera ve. Algunos medios laicistas han destacado el contraste, quizá orgullosos del papel que han jugado en este descenso religioso. Están en su derecho.

Bien mirado, lo que reflejan las estadísticas no es que la religión sea inútil, sino más bien lo contrario. Es evidente que la pérdida de referencias religiosas va unida socialmente a la pérdida de autodominio, de sentido del deber y de preocupación por los demás. No deja de ser un gran argumento, aunque sea pobre. Algunos sectores laicistas creen que podrán sustituir esa influencia con asignaturas de comportamiento civil. Sí.

¿Por qué ha caído la práctica religiosa? No es tan difícil de analizar. Los jóvenes son hijos de su tiempo: fruto de las facilidades que han disfrutado, de la educación que han recibido y, especialmente, de lo que han visto que cae mejor o peor. Ninguna edad es tan sensible al qué dirán.

El consumo por sí mismo, ya explica bastante. El más allá interesa muy poco al que quiere vivir estupendamente en el más aquí. Lo siente como un sermón molesto y una cortapisa moral. «Oye, no m"abrases». «Hermano bebe que la vida es breve». Esto mejora con la edad.

Después, es evidente que ha influido el entorno cultural. Si no, no se explica que uno de los motivos de crítica ante la Iglesia, sean «las riquezas». Pero ¿qué riquezas? ¡Si los curas ganamos menos que los peones de albañil! ¿Quién les ha metido esta imagen en la cabeza? Los novelones; algunos telediarios; una colección de católicos críticos que viven de salir en los medios; y también muchos profesores de bachiller que todas las semanas hablan del caso Galileo, la Inquisición y «las riquezas». Se combina así cierto resentimiento latente con una incultura religiosa casi universal.

Pero no se trata de echar balones fuera. En este reparto hay que aceptar responsabilidades. La Iglesia ha padecido una compleja crisis en estos años. Mezcla de renovación y de perplejidad. Hay una generación -la de los padres de estos chicos- que apenas ha recibido formación cristiana. Y todo se ha envejecido y se ha hecho bastante gris.

Tema complejo, pero pasado. Tras el pontificado de Juan Pablo II, estamos en una nueva evangelización. Sin olvidarse del resto, hay que partir de lo que hay. Un cuarenta por ciento que se dice católico, un diez por ciento que se siente «católico fiel», un cinco por ciento que practica habitualmente. Además quizá sean los que más trabajan, los más solidarios, los que tienen mayor sentido del deber, los que forman familias más estables y los que menos se emborrachan (aunque de todo hay en la viña del Señor).

Cuando la Iglesia empezó, eran ciento veinte. Cuando san Pablo fue a Corinto, el ambiente era mucho peor y por los mismos temas que hoy. Cuando llegó la paz constantiniana en el 311, eran ya el diez por ciento del Imperio Romano. Como aquí hoy. Quien teme que esta historia se va a acabar, conviene que la vuelva a leer y verá cuántos capítulos ha tenido.

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